Por: Margarita María Peláez Mejía
Hoy 25 de agosto de 2017, el alto comisionado de la ONU para los derechos humanos en Colombia Tod Hollande, invitado especial en la cátedra Héctor Abad Gómez nos hizo algunas reflexiones que deseo destacar:
- El desinterés del pueblo colombiano por el proceso de paz, no lo ha visto en otro lugar del mundo, que haya vivido la guerra.
- Le llama la atención de este país, como el centro de los debates no son los derechos insatisfechos de la población como: acceso agua potable, alcantarillado, saneamiento básico, salud, educación…, lo que llena las noticias día a día son los asuntos políticos- electorales.
- Señala que hay una estigmatización creciente para las organizaciones populares, los y las líderes sociales que defienden los derechos sociales.
Este mismo día recordamos “La marcha de los claveles rojos” en Portugal e hicimos un homenaje a los amigos asesinados por el paramilitarismo en la Facultad Nacional de Salud Pública, profesores y estudiantes. Hago memoria como ese agosto de 1987, el peso de la tristeza e impotencia nos rompió el alma, por tantos asesinatos de defensores de derechos humanos, que siguen en la impunidad. Este mes de verano, de lindos amaneceres y atardeceres, época de elevada de cometas y sueños, ha sido marcada por el terror.
Hace 30 años, era martes, nos levantaron con el anuncio de la muerte del maestro y directivo de ADIDA, Luis Felipe Vélez Herrera, defensor de su gremio y de los derechos humanos. Eran las 7:30 a.m. cuando los asesinos llegaron a su oficina y cegaron su vida a punta de bala.
Héctor Abad Gómez era el presidente de Derechos Humanos en la ciudad, debía viajar a Corea del Norte a un encuentro académico Internacional pero por la situación que vivía la UdeA de muerte (acababan de asesinar al profesor Pedro Luis Valencia), decidió quedarse y en su reemplazo me postuló para representarlo en ese país. Salí ese mismo día en un precipitado e improvisado viaje. Llegué a Cuba en tránsito, prendí el TV y lo primero fue escuchar la noticia: “A escasos metros de ADIDA (Asociación de Institutores de Antioquia), cuando se dirigían Héctor Abad Gómez junto con su alumno, colega y amigo Leonardo Betancourt, quienes iban a acompañar el duelo por el asesinato del dirigente de ADIDA, fueron asesinados los dos, víctimas de un plan paramilitar”.
No habíamos asimilado la muerte del profesor Pedro Luis Valencia y en pocas horas ya perdíamos cuatro defensores de derechos humanos en la ciudad.
La zozobra y amenazas de una lista llamada “AMOR POR MEDELLÍN” se escuchaban en los corredores y pasillos, la incertidumbre reinaba en la ciudad y en particular en la Universidad de Antioquia que cerró sus puertas en señal de duelo y protección.
Agosto, mes elegido por el paramilitarismo en cabeza de Carlos Castaño, que en su libro confesó estos crímenes para callar la intelectualidad, las mentes solidarias, soñadoras que reclamaban un país más incluyente, justo y democrático. 17 líderes universitarios que aportaban al debate político y social.
Recuerdo a Darío Garrido, Edison Castaño, Jhon Jairo Villa, José Ignacio Londoño, Carlos López, Francisco Eladio Gaviria, Luis Fernando Vélez, Emiro Trujillo, entre otros.
Un 18 de agosto de 1989, asesinaron al candidato a la presidencia de la República doctor Luis Carlos Galán.
Otro gran líder, inteligente, soñador y creativo nos lo quitaron un 13 de agosto de 1999, el querido JAIME GARZÓN, abogado, periodista, defensor de los derechos humanos, pedagogo y humorista.
Estos seres marcaron una época y nuestras vidas…. Hoy cuando creíamos que la paz nos permitiría soñar como pueblo en un futuro común, los líderes sociales siguen siendo asesinados. Hacemos memoria para el no olvido y la repetición.
Traigo las palabras del cantautor Pablo Milanés, quien dice en una de sus canciones:
“La vida no vale nada si no es para perecer para que otros puedan tener lo que muchos disfrutan y aman”.
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