Por : Margarita Peláez Mejía.
“El amor a uno mismo es el fundamento
del amor a los demás”.
Bert Hellinger.
“Remanso de paz”, así se refería la élite Paisa, cuando hablaba de los municipios del suroeste antioqueño, paradójica afirmación cuando la región aportaba 125.078 víctimas del conflicto armado, desde 1985, lo que correspondía al 33% de la población total del suroeste que tenía 377.798 habitantes, de acuerdo con las cifras del DANE de ese entonces.
En este año 2001, se recrudecieron las violencias de los grupos paramilitares y las guerrillas en esta región del suroeste. Para entender lo que pasó, hay que remontarnos a la década de los 60 del siglo pasado; en plena bonanza cafetera surgieron movimientos sociales campesinos, estudiantiles y sindicales que fueron canalizados en la década de los 70 y 80 por el movimiento cristiano denominado teología de la liberación. Como fenómeno eclesiástico y político que se vivió en el país y en América Latina.
En el suroeste, varios sacerdotes de este movimiento iniciaron la alfabetización de la población campesina que era mayoritariamente analfabeta, y para esta historia me ubico en uno de sus municipios Tarso. El sacerdote de este municipio, el padre Ignacio Betancur, era un líder social muy apreciado por su comunidad, quien fue asesinado por los paramilitares; este hecho generó violencias, desplazamientos, masacres, tomas guerrilleras y paramilitares que se fueron sucediendo en el tiempo, hasta el año 2001, lo que generó una propuesta de varias organizaciones que pretendía lograr negociar una paz en este municipio. Las organizaciones eran la Universidad de La Paz, de Barcelona, una ONG de Medellín, Conciudadanía, la Universidad de Antioquia (Departamento de Sociología) como garante, y el equipo del gobierno local de Tarso. El proyecto lo financiaba la Universidad de La Paz de la ciudad de Barcelona y necesitaban la firma de las entidades participantes para ser legalizado. Se citaron, pero el gobierno local no pudo salir ese día por la toma guerrillera de ese municipio. Se programó nueva cita en otra fecha, y la Universidad de Antioquia se encontraba en paro y cerrada.
Era el mes de diciembre, yo tenía vacaciones por ser docente de la Universidad de Antioquia, igual sucedía con mi hijo que terminaba su ciclo escolar. Mi esposo se encontraba realizando su doctorado en Barcelona, España. Viajaba con mi hijo para pasar las Navidades en familia.
El departamento de sociología acompañaba el proceso de paz en Tarso, me pidieron el favor de llevar los documentos firmados por la Universidad de Antioquia y la explicación del por qué no se pudieron reunir la ONG, Conciudadanía, el gobierno local de Tarso, la UdeA, y solicitaban ampliar el plazo.
Así inicia otra causalidad: ser mensajera fortuita entre el municipio de Tarso y la Universidad de La Paz.
Llegamos a Barcelona directamente al apartamento donde se alojaba mi esposo en el campus universitario, allí a los docentes que están realizando doctorado, les brindan esa posibilidad, en un campus con restaurantes, teatro, hotel, mercado, oficina de viajes y de turismo, librerías, farmacias, campos deportivos, etc. Al día siguiente decidimos hacer un recorrido por el campus universitario, fuimos visitando uno a uno los edificios de cada área académica, conocimos los servicios existentes y marchábamos entre la población universitaria que transitaba alegre y en grupos por allí; de pronto miro a lo lejos y veo una pareja que se me hizo conocida, de manera espontánea lance un grito, (es la forma que tenemos los humanos de expresar una emoción, en este caso una alegría por la sorpresa del encuentro). Todas las personas que andaban cerca me miraban asustadas ante una reacción poco usual en este medio, mi marido y mi hijo no salían del asombro y pena ajena. Yo supliqué al infinito que me miraran y obtener una respuesta, y no estaba equivocada. Mis amigos respondieron a mi llamado, iniciaron una carrera que yo acompañé para fundirnos en un abrazo solidario. Beatriz y Benjamín de Conciudadanía estaban allí. Las preguntas se cruzaban ¿qué estás haciendo aquí? ¿cuándo llegaste? Fuimos cruzando información, ellos se dirigían a la Universidad de La Paz, allí en el claustro de la Universidad de Barcelona, objetivo de mi tarea pendiente con la Universidad de Antioquia. Decidí acompañarlos. Tuvimos una corta y rápida reunión de presentación y acordamos llevar los documentos y hacer la reunión al día siguiente.
Me reencontré con mi familia para seguir de Tour a la plaza Cataluña, epicentro de la vida social y política de esta ciudad. Nos bajamos del tren e inmediatamente veo en una esquina de la plaza, a un señor con sombrero blanco, sin mediar palabra con mi familia, sin ninguna explicación salí corriendo antes de que se me perdiera. (¿quién era? ¿de nuevo una reacción tan irreflexiva?). Llegué a su lado y tímidamente le pregunté: ¿usted es colombiano?, me dijo sonriendo: “¿claro, se me nota la montañerada?”. La primera asustada era yo. Continúe preguntándole con voz entrecortada ¿usted es de Tarso?. Los dos nos miramos asustados y me respondió “sí”, ¿por qué me pregunta?”. Rápidamente lo puse al tanto, me disculpé y nos pusimos a conversar y lo llevé a integrarnos al paseo con mi familia. Era el alcalde de TARSO, no tenía alojamiento, no sabía cómo llegar a la universidad. Lo próximo, fue regresar con otro integrante necesario para la reunión del día siguiente, ubicarlo en el hotel y darle la hora de nuestra reunión.
Al otro día nos reunimos en un ambiente lleno de las anécdotas que antecedieron a esta reunión tan inusual. Se firmó el acta de compromiso que llevaría al inicio de un proceso de paz en Tarso, que con intermitencias ha dado momentos de paz, y aún continúa en septiembre del 2024 con la esperanza de lograr una Paz total con todos los actores en conflicto en el país. Lo que no se pudo realizar en Medellín, se logró allí en España. ¿Casualidad o causalidad?
Reflexiones Finales
Observar las “causalidades”, como los buscadores solitarios de la lámpara que nos ayude con su luz, a encontrar el camino, como en una carrera de observación buscando las pistas, las respuestas en cada evento y cruce del camino. Acumular información, experiencia, respuestas parciales, para llegar a la respuesta definitiva: SOMOS UNO y traemos unas tareas y aprendizajes para realizar.
Me he dado cuenta que mi mente ha estado en el presente, en el aquí y el ahora, cuando suceden causalidades. Es estar conectada, sentirlo todo: el olor, la luz, los colores, la vegetación, el paso de la gente, su estado de ánimo que genera “un ambiente”, una energía especial, recibirla con mis sentidos y conectarme.
Así, reconectada, no sé si la vida es un sueño, ni si sigues un plan inconsciente, si es un viaje en el tiempo. Solo mirando el pasado y revisando momentos recurrentes nos encontramos y contemplamos nuestros dones, que son los de todos y el cielo hacia donde volamos!!!
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