Por: Margarita María Peláez Mejía
El colibrí “En algunas creencias espirituales se considera que son mensajeros del más allá.
Se cree que estos seres traen consigo la presencia de seres queridos fallecidos o guías que
Desean transmitir un mensaje o brindar protección.”
Desde que murió mi hijo Alejandro, siempre me acompaña en mi jardín un colibrí, yo siento que es él. Sin embargo fue tan contundente este hecho que les voy a compartir la historia.
La recopilación, organización y sistematización de la obra de Alejandro Peláez, fue ganadora de dos becas del ministerio de Cultura, denominada “Beca de Gestión del Patrimonio Audiovisual Colombiano de la Convocatoria de Estímulos”, me voy a referir a la convocatoria del 2021. La segunda beca, “Archivo Audiovisual del documentalista y maestro Alejandro Cock Peláez. Etapa ll. Oro Verde, de experiencia exitosa local, a referente internacional”, esta beca hizo énfasis en el trabajo social y de participación comunitaria con apuestas al medio ambiente, minería no contaminante, reforestación y una propuesta integral de trabajo, denominada “Oro Verde”, actividades sustentadas y apoyadas en investigación, documentales y fotografía sobre el Choco y las comunidades que participaron en la propuesta con la fundación Amigos del Chocó, de la cual él hizo parte desde la edad de 20 años. Todo el proceso se da en época de pandemia del COVID.
En este contexto, la Universidad Tecnológica del Chocó, cumple 50 años de vida académica y nos invita a presentar el trabajo de Alejandro, con la siguiente programación:
- Conversatorio, “RECUPERACÓN DE LA MEMORIA, factor de identidad y cambio”.
- Presentación del libro de Alejandro “Retóricas del cine de no ficción en la era de la posverdad”.
- Presentación del documental “Oro Verde”.
- Inauguración de la exposición fotográfica de Alejandro en el Chocó.
El equipo de trabajo que me acompañó en la investigación viajó a Quibdó y yo estaría acompañando y participando como ponente en toda la programación, de manera virtual, por razones de salud, que no me permitieron viajar.
Me dispuse con el computador y las presentaciones preparadas a iniciar mi intervención, cuando siento un colibrí que entra a mi oficina, vuela alrededor mío y se posa en el piso. Yo no salía de mi asombro. Estuvo quieto en el piso (nunca lo había visto así) lo conocía siempre volando. Olvidé su presencia y me concentré en dar los agradecimientos al Gobernador, Alcalde, Secretarias, personalidades, Rector, Consejo Académico, docentes, alumnado y la comunidad minera presente.
Después del acto formal, siguió la programación, fue intensa, conmovedores los testimonios y el agradecimiento de las comunidades, con mi hijo.
Ya me había olvidado del colibrí, sentí que alzo su vuelo en el momento de terminar el evento.
Foto: Margarita María Peláez Mejía
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